“El abrigo de zorro azul” es un cuento de Mami que quiere explicar la relación entre ella y su hermano, Antonio Luis, mi tío Luisito.
El cuento compara a dos hermanos a Rigel y Betelgeuse, dos estrellas brillantes en la constelación de Orión. Son hermanos que se van separando después de un Big Bang.
Lo que queda después de la explosión es una envoltura suave. Una metáfora para el amor que sienten los hermanos entre sí, un abrigo de zorro azul.
El cuento me lleva a reflexionar sobre tres fotos.
En la primera, aparecen Pito y Mamita Cita sentados con sus hijos en el sofá de la sala de su casa en la Alhambra en Ponce.
Los padres separan a los hermanos que no tienen más de 10 años. Los colores también los separan. Mami y Pito de blanco, Tío Luisito y Mamita Cita vestidos con colores más oscuros.
Es una familia nuclear estrecha, recogida, privada, que irradia una sospecha contra el fotógrafo que quiere y no puede capturar la armonía familiar.
En la segunda, aparecen Pito con Mami y Tío Luisito de adultos, en el patio de la casa de la Alhambra. Mi abuela ha fallecido, y Pito está sentado, con un micrófono en la mano.
Tío Luisito y Mami están a su derecha unidos a su papá por sus hijos, que sumaban siete en aquel momento, y llegarían a ser ocho. Mami está en el centro de la foto. Tío Luisito está de pie y detrás de ella, con sus brazos abiertos como las dos aguas del techo de una casa.
Es una foto donde el mortero de los ladrillos de una casa familiar sin matriarca parecieran ser los dos hijos.
Sospecho que el efecto profundo de la muerte de Mamita Cita, la experiencia de Mami como la acompañante de Pito en la Fortaleza, y sus clases en la Universidad de Puerto Rico, todo se unió como una gran masa de materia negra cósmica para llevar al Big Bang.
Mami se separó de los ideales políticos de Pito, pero también de la vida que había llevado hasta ese momento con Papi y con nuestra familia extendida. Fue nuestro Big Bang, una época de muchas rupturas y separaciones.
La tercera foto aparece en la Memoria de Mami. Los hermanos están uno al lado del otro, de regreso en el patio de la casa de la Alhambra. Tío Luisito está en el centro de la foto. Parece una columna griega. Mami está a su derecha. Su cuerpo tiene la torsión clásica de las estatuas romanas. La cabeza y la rodilla van en dirección opuesta a los hombros y la cadera.
El sol de Ponce los castiga. Es el mismo sol que ha secado la grama del patio de la Alhambra. De cara a ese sol, los hermanos proyectan una misma sola sombra larga.
La sombra sugiere el lazo que queda y une a los hermanos, a pesar de los contrastes.
Unos años después, Mami enfermó de MSA. La atrofia multisistémica la paralizó y la enmudeció poco a poco, igual que la noche invernal del cuento, que congela y atraviesa como una “lanza de viento.”
Mami vivió varios años sentada en su silla carmesí, en la terraza de su casa, como una estatua. Tío Luisito la visitaba. La tomaba de la mano. Le leía cartas, tarjetas postales, y noticias.
En la terraza de mi memoria, veo a Rigel y Betelgeuse, y siento de nuevo el calor del abrigo de zorro azul.
2 responses to “Rigel y Betelgeuse”
Como dicen en el campo “te la comiste”. Una reseña muy bonita!
Muchas bendiciones para todos los cachorros del “zorro azul”.
Muy sentido y verdadero ….un abrazo