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El sueño de ChatGPT


ChatGPT ha provocado una gran discusión y controversia sobre los usos de la inteligencia artificial en los campus universitarios norteamericanos. Mi universidad recientemente publicó una política oficial muy flexible sobre el uso de la inteligencia artificial.

Hasta el momento, la discusión gira en torno a si los estudiantes deberían o no usar ChatGPT para escribir sus trabajos. El temor es que los estudiantes no escriban trabajos “originales.”

Pero la discusión en torno a ChatGPT puede ser un punto de partida para una conversación filosófica mucho más rica. En mi clase, voy a preguntarle a mis estudiantes si piensan que ChatGPT es capaz de soñar.

En un artículo publicado en el Wall Street Journal, el famoso lingüista Noam Chomsky sugiere que tanto los seres humanos, como ChatGPT, pensamos, o le damos “sentido,” a un mundo contradictorio, por medio de una gramática universal que el lingüista compara a un “sistema operacional.”

Paradójicamente, Chomsky se refiere a un ensayo de Jorge Luis Borges para ilustrar lo que quiere decir por esta gramática, sistema, o algoritmo.

En su ensayo “La muralla y los libros,” Borges reflexiona sobre los sueños que llevan a todo ser humano a actuar de formas extraordinariamente contradictorias, como hizo el emperador Shi Huang Ti, cuando simultáneamente construyó la muralla china contra los bárbaros, y quemó todos los libros de su imperio inclusive los de su más antigua tradición, contra su propio pueblo.

Curiosamente, en el origen de estos dos actos extraordinarios y contradictorios, Borges encuentra el hecho estético. Y en el centro de ese hecho coloca algo parecido al sueño: “la inminencia de una revelación que no se produce.” Chomsky identifica el sistema operacional del ser humano con ese mismo sueño.

¿Qué pasaría si las máquinas no pudieran soñar? ¿O si no fueran capaces, como el ser humano, del fenómeno estético?

Tal vez morirían jóvenes, como el personaje de Borges, Funes el memorioso. O tal vez sufrirían un trastorno mental, como hemos imaginado que le pasa a Robbie el robot, en la serie Perdidos en el espacio, o a HAL en Odisea del espacio 2001, o a VGER en Star Trek, la película. En todos estos casos, las máquinas destruyen o se destruyen en vez de soñar.

El artista Refik Anadol piensa que las máquinas pueden soñar. Como Funes, el memorioso, las máquinas nunca olvidan los archivos de información contradictoria que contienen.

Anadol ha construido un algoritmo que genera imágenes con ese archivo, y esas imágenes se transforman constantemente. Ha educado a una máquina a ver y a interpretar las obras de museos de arte. Los sueños de esa máquina son el objeto de una exhibición llamada “Sin supervisión” que cierra el 29 de octubre en el MOMA de Nueva York, pero que se puede ver en línea.

Pasamos por un momento interesantísimo. En vez de preocuparnos tanto porque nuestros estudiantes hagan trampa, y usen ChatGPT para escribir sus ensayos, debiéramos de aprovechar el momento para ver si las nuevas generaciones creen que ChatGPT puede soñar.


3 responses to “El sueño de ChatGPT”

  1. Tengo miedo. De verdad. Trabajaba para una entidad que estaba armando una IA de este tipo pero no me di cuenta en el momento, hace unos 15 años. Necesitaba ganar una plata extra y entonces fue super fácil buscar los textos que necesitaban. “Machine Learning…” No entiendo por qué la gente quiere usar esto. Tengo miedo porque me encanta escribir y no me imagino regalando mi voz, mi bolígrafo y mi nombre para usar un ChatGPT.¿ Pero en unos diez años habrá alguien que le importe? ¿O todos pensarán que ChapGPT “escribe” todo? De todos modos no creo que sueñe….